viernes, 15 de octubre de 2010

Charlie

Hola!

Estoy tratando de decirte todo aquello que no te pude decir ayer pero no encuentro las palabras adecuadas. Creo que nunca lo haré. Siempre me quedarán cosas que decirte.

Y esto es lo que más me jode, que quedaban muchas cosas por decir y por hacer.

Todos sentimos tu perdida niño lindo. Aún no podemos creer que ya no estés.

Recuerdo la noche de tu partida, todos juntos y sin ser totalmente conscientes de lo sucedido. Luego, la noche siguiente la pasé sola en casa de Guille. Fue una noche larga, muy larga, la más larga en mucho tiempo. El aire soplaba con fuerza y a ratos llovía. Hasta los ángeles lloran niño.

Pensé tanto en ti, pienso tanto en ti. No creo que te gustase vernos como nos he visto yo.
Es increíble como marcan las personas y tú nos has marcado.

Es que no me lo creo Charlie.

Durante el lunes sólo pensaba que en cualquier momento ibas a entrar por la puerta y que todo habría sido una pesada broma de mal gusto o simplemente un mal sueño. Pero pasó el lunes y también el martes. Llegó el miércoles y por fin la pesadilla se hizo realidad. Una triste realidad.
Y luego Soren..., no sabes cuánto amor te llevas, Charlie!
Nunca se está preparado para decir adiós tan pronto a quien se quiere.

Gracias Charlie por todas las risas, los llantos, los achuchones, los besos, las palabras, los piropos, las miradas cómplices y las carcajadas al unísono.
Gracias por lo valiente que has sido, por no mirar a otro lado y sentirte orgulloso del hombre que eras.
Gracias por las lecciones de humildad y por poner boca a nuestras conciencias, (para bien y para mal).
Muchas gracias por haberme rozado en tu paso por la vida porque a mí también me has marcado.

Simplemente, gracias por haber existido.

Hasta siempre mi Charlie.

Te quiero!