jueves, 28 de febrero de 2008

...y soñando ..., soñé!

Cojo aire para poder tragar un nuevo soplo de vida,
cojo impulso para no resbalar y elevar el vuelo a tierras aún por habitar.

Cierro los ojos una noche más, en la espesura de mi tiempo, en la llanura de mi camino, en los vértices de mis días.
Me recuesto sobre un lado e intento descansar.
Un pensamiento, casi un deseo, inunda mi ser, mi alma...
Relajo mi cuerpo y mi mente.
Compro el billete a Morfeo y me dejo llevar a tierras sin explorar, a lo más profundo de mi sentir, a los lugares más maravillosos que he visto y también al lugar donde se esconden mis miedos.
Esta noche Morfeo, desea llevarme donde habita el miedo, donde duelen las palabras, donde el recuerdo hiere.
Donde todo empieza.
Está todo tal y como lo dejé. Parece no haber pasado el tiempo. Todo igual, parado, sin sonido, sin vida.
Hay restos de un vaso roto en el suelo, cerca del balcón entre abierto.
Las sillas han quedado como las dejaron sus ocupantes, de cualquier forma, como si tuviesen prisa por marchar.
Está oscuro y veo el brillo de unos ojos, los de un animal, los de un gato. Sé quien es. Le llamo por su nombre pero al acercarse me doy cuenta de que estaba equivocada.
No es el animal que yo creí...
Le reconozco al instante y me voy hacia él casi llorando.
No me puedo creer que seas tú, aquí..., mi gato guapo! Hace tres años que nos dejaste!
De repente salta de mis brazos y camina despacio por el pasillo a oscuras, sólo vemos gracias a la luz de la calle, una luz amarillenta, voy descalza?
A la altura de lo que se supone es la puerta de la calle, para y se gira mirándome sin parpadear.
Miro la puerta de la calle que en lugar de ser de roble es negra y es un negro muy intenso, casi parece estar viva.
Centro mi atención nuevamente en él, que maúlla y sale corriendo hacia el final del pasillo.
Oigo voces!
Son un hombre y una mujer, discuten!
La mujer está llorando, casi no logra articular palabra.
Reconozco esas voces, reconozco esa conversación...
Están en la habitación de matrimonio.
Ella está sentada bajo la ventana, vestida de calle.
Él permanece inerte acostado en la cama, dándole la espalda, desnudo!
No deja de llorar, de reclamar atención, se está ahogando…, él sólo ríe.
Me acerco un poco más. Hay más personas allí, personas que sólo puedo ver yo.
Están en pie, a los pies de la cama mirando fijamente a la chica.
Al lado del último, el más joven, se coloca el gato que maúlla mirándolo fijamente y de pronto todos se giran hacia mi.
Me están mirando a mi!
Sé quienes son cada uno de ellos, todos y cada uno..., rompo a llorar!
La chica se levanta, grita que no va a volver y coge unas llaves de encima de la cómoda.
Pasa entre esas personas que se encuentran paradas ahí, mirándome fijamente, las atraviesa!
Me aparto del camino de la chica, que llora sin cesar, no me ve!
No me puede ver!
Miro al interior de la habitación. Sólo queda el hombre tumbado en la cama, sin inmutarse!
Vuelvo a mirar hacia donde camina la chica que ya se encuentra agarrando el pomo de la puerta negra, quieta, mirando al suelo..., y a su lado, esas personas y el gato.
Murmura algo en voz baja, abre y se marcha, no sola, acompañada de aquellas personas.
El gato se queda en el pasillo mirándome, sentado!
Vuelvo a mirar hacia el interior de aquella habitación.
Ya no está..., no hay nadie!
La cama está hecha, ya no es de noche.

Que me pasa, no logro encontrar la luz…, joder!!!
La enciendo, estoy sudando!!!, cojo el móvil, marco un número…, me duermo otra vez!

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